viernes, 29 de mayo de 2020

Fatima - Nutibara dos historias que se unen



Fátima Nutibara, Dos Historias que se Unen

Por Jorge Mario Escobar Gaviria

Los límites de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Fátima son: por el norte con la avenida 33, por el sur con la calle 30 o avenida Universidad de Medellín, antes avenida Tomás Carrasquilla por el oriente con el río Medellín y por el occidente con la carrera 66 B.

En estos límites se ubican dos barrios, Fátima y Nutibara, dos barrios por haber nacido en tiempos distintos y por tener cada uno su propia Acción Comunal, pero en espíritu y amistad son un solo barrio.

Panorámica barrios Fátiam Nutibara  


En 1935 solo existía dentro de los limites mencionados tres pequeños núcleos. El Matadero, Tenche y el Manjurrio y una finca de cierta consideración. En los núcleos de vivienda habitaban unas 400 personas que, a la postre empezaron a ver crecer a sus hijos y que deseaban formar sus propios hogares y construir sus respectivas casas.

Después de muchas luchas y trabajos consiguieron que en 1937 la Administración Municipal empezara a adjudicar las primeras casas en el barrio Nutibara. Estas tierras eran tan inhóspitas, que a los primeros habitantes les toco, poco menos que colonizarlas, pues eran muy similares a las selvas, llenas de plagas, lagunas infecciosas, a tal punto que la fiebre amarilla y el paludismo los atacaban frecuentemente. Carecía de acueducto, alcantarillado y redes de energía.

Con esfuerzo y tenacidad fueron domando la tierra y crecieron poco a poco, y en 1940 unas 1125 personas habitaban 225 casa; había ganas de luchar por sobrevivir y en esa lucha surgía esperanzas, deseos de superación, aspiraciones y objetivos claros y para alcanzar esos objetivos se unieron en un comité cívico.

Barrio Nutibara 

Los objetivos que se trazó este comité cívico eran muy claros entre ellos se destacaban: Construir una capilla para el barrio, construir una escuela para niños y otra para niñas.

En 1943 se inició la construcción de la escuela Pedro Olarte Sañudo para comenzar labores con 4 grupos y 180 niños el 7 de febrero de 1944.

En 1949 inicia con 4 grupos la escuela de niñas que años después se llamó escuela Ayacucho.

Entre 1943 y 1951 se llevaron a cabo los trámites y la construcción del templo en un terreno donado por don Domingo Mesa. La construcción se inició con un proyecto de capilla modesta, pero se transformó, después de iniciado, en el monumental y hermoso templo que es hoy en día.

Lejos del barrio Nutibara en otro lugar de la hermosa ciudad de Medellín, se veía nacer una cooperativa de empleados y con la ilusión y la esperanza de conseguir vivienda. En el año 1948 se funda la Cooperativa de Habitaciones OCSA, que significa Organización Católica Social Arquidiocesana fundada por iniciativa de la Curia. Se inició con 35 socios que eran obreros y empleados de varias empresas antioqueñas. Recibió su Personería Jurídica el 4 de junio de 1948.

La Ocsa inicia labores y su primer objetivo fue conseguir los terrenos para construir y para esa tarea se comisiona al gerente, doctor Gabriel Congote y el sacerdote Enrique Hernández coordinador de la Curia. Después de mucho buscar encontrar que, Enseguida del barrio Nutibara, había un terreno con una extensión de 28.000 varas cuadradas (unos 17.920 metros cuadrados) de propiedad de doña Gabriela Mesa. Después de explicarle a la señora que los terrenos se destinarían a una obra social, se hizo la negociación a $1,92 la vara cuadrada.

Era menester ahora, pensar cómo se iba a financiar la elaboración de los planos y la construcción de la urbanización. Un ingeniero allegado a la Curia se ofreció para elaborar los planos en forma gratuita, solo quedaba entonces, financiar la urbanización de los terrenos.

Barrio Fátima 1958

Cuando todo parecía marchas sobre ruedas, apareció la nube gris. Personas influyentes de la sociedad y de la administración, que veían el futuro tan promisorio que tenían estos terrenos, por la cercanía con el centro de Medellín, trataron de convencer a las directivas de la Cooperativa para que cambiaran estos terrenos por otros situados en Santa Margarita. Esas personas aducían que estos terrenos tan buenos servían para construir casas para personas de más altos recursos y por consiguiente, las casas podían ser vendidas con una ganancia más elevada. Como la respuesta del gerente, ante tan desproporcionado cambio, fue negativa, entonces estas personas trataron de influir en el consejo de administración de la cooperativa para que se nombrara un gerente más allegado a la Andi, como la respuesta también fue negativa, ellos nombraron una junta paralela y se desplazaron a Bogotá y ofrecieron estos terrenos al Instituto de Crédito Territorial, que inmediatamente les aceptó la propuesta.

Cuando el doctor Congote se dio cuenta de la maniobra se desplazó a Bogotá con la documentación pertinente y con la autorización de ofrecer otros 120 lotes, diferentes a los destinados para los socios de la Cooperativa, al Instituto. Las directivas de este, percatados de la legitimidad del doctor Congote y de la documentación que portaba compraron esos 120 lotes urbanizados a $10 la vara cuadrada. Otra propuesta que también fue aceptada por el gerente del instituto y avalada por el propio presidente de la república, general Gustavo Rojas Pinilla, fue la de prestar $1’500.000 para la construcción de las casas y los socios aceptaban firmar una hipoteca a favor del instituto con un plazo de 20 años.

Pagina de la edición #1 en la cual salió esta historia 

Esta historia continúa el la edición 2 volveremos sobre ella cuando terminemos los artículos de la edición uno


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